jueves, 1 de noviembre de 2012

3. Gouaches y Miró

Antes incluso de empezar a pintar de una manera consciente, comencé jugando con la pequeña África, naturalmente los medios que podíamos utilizar los dos juntos estaban condicionados por su edad y mis limitaciones. Aparecieron así las pinturas al pastel y, sobre todo, los gouaches o témperas como aquí las llamamos. Como os cuento, llegaron a nuestras manos de una manera natural, mientras la frifri comenzaba a manchar manos y papel a partes iguales, yo perdía el miedo a que manchase algo más e inevitablemente acabé por unirme a la fiesta.

El jardín de Miró - 2009 Gouache
Mis primeras inspiraciones vinieron de la mano de mis primeros recuerdos también, Miró, el primero de los maestros al que he admirado. Su aparente simplicidad, su mundo calificado muchas veces de infantil, así como el uso de colores primarios y su particular lenguaje, me llevaron a admirar algunas de sus obras, y en algunos casos a intentar reproducirlas. Es entonces cuando uno toma conciencia de lo complejo del proceso creativo, por ello los primeros pasos son simples copias, de esa manera puedes aprender a familiarizarte con el medio con todo el empeño posible, sin necesidad de repartir esfuerzos con la tarea de crear, que en esos momentos se me antojaba inalcanzable.

El bosque de Nava - 2009 gouache
La versión de África con 6 años






















 Durante aquella época, le contabamos a África muchos cuentos, algunos inventados que conformaron un pequeño universo particular que llamamos "El bosque de Nava". Así surgió este otro gouache que pintamos juntos, los personajes de nuestras historias fueron apareciendo con el esfuerzo de los dos.


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